Cacé una onomatopeya, le di al gatillo que le hizo pum,
resultó ser de agua salada, bacalao al pil pil, me salió al tuntún. Pero aun
así me la tragué enterita, fuese verdad, o de mentira, más al tragarla, con sus
espinas, rasgué mi voz y sin tiritas, las onomatopeyas ya no salen. Tanto
tienes, tanto vales.
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