jueves, 7 de enero de 2016

Melancolía inversa.

Tumbado al fin, en el palpito soporífero de la luna.

Buscando el redil, que al pecho abrió el pasar de la turba,

el pasar del tiempo, el pasar de las horas, a pesar de todo, de mi cordura.

Odiar todo lo que una vez me diste, por lo triste, por lo bueno,

por aquel momento en que burlamos la cruz y llenamos de luz nuestros sueños.

Odiar todo lo que un día luchamos, con los años, con las vidas,


por aquel instante en que las prisas, con sus prismas, cegaron nuestro amor.

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